AUTOR: Roberto Contreras.
País: México
Arthur C. Clark es uno de los grandes autores de ciencia ficción que nos dejó obras maravillosas como: Una catarata del polvo lunar, Perfiles del futuro, Las fuentes del paraíso. Trabajó con Stanley Kubrick en el guión de 2001: una odisea del espacio, a partir del cuento que escibiera en 1951, El centinela.
Clark decía que mentes superiores desde fuera de la galaxia han estado presentes en la historia de la humanidad y en su obra nos da su visión de máquinas pensantes que nos acompañarían en el futuro.
En 2001, a bordo de la nave Discovery One que tiene una misión específica en Saturno se comienza a presentar lo que hoy sabemos es un problema en la programación del computador HAL 9000, un sistema de inteligencia artificial que se encarga de mantener la nave en curso y de otras funciones vitales, como la supervivencia de los tripulantes que hibernarían hasta llegar a Saturno. El computador entra en conflicto con los humanos y decide pelear por su supervivencia, al percatarse de que lo quieren desconectar.
Alan Turing, genio matemático inglés, responsable de descifrar los mensajes nazis codificados y considerado padre de la inteligencia artificial, decía que todo aquello que podía resolverse con un algoritmo, era computable, que las tareas que podría llegar a hacer bajo el camino del algoritmo podrían ser finitas o infinitas. Pero Alan Turing fue más allá, pues llega a considerar la capacidad de una máquina para responder como un humano y poder confundirnos si nos estamos comunicando con una IA o con una persona.
Una serie rusa de Netflix, Mejores que nosotros, trata bajo las leyes básicas de la robótica que nos deja otro gran autor de ciencia ficción Isaac Asimov, de que un robot no hará daño a un ser humano; pero en este caso, llega un robot digamos pirata del mercado chino programado para matar a un ser humano y asumir acciones de programación como el de querer cumplir un papel de esposa, sin tener en claro (para la robot si) si es amor, cuando este robot es capaz de pasar como un ser humano más.
Hay científicos que señalan que los robots heredarán la tierra, la realidad es que la inteligencia artificial avanza a paso firme, sin detenerse.
Elon Musk encabeza un proyecto para el desarrollo de interfaces cerebro-máquina implantables en la cabeza, que podrán conectarnos con otros sistemas interconectados, del que se dice, será capaz de mejorar nuestra inteligencia e incluso en la cura de algunas enfermedades.
En Japón se trabaja en el desarrollo de interfaces para poder mover cuerpos controlados por la mente, como puede ser una prótesis de brazo, por ejemplo.
El desarrollo tecnológico ya nos pone en claro que dentro de 10 años el mundo será internet, conectados con todo, todo el tiempo. La medicina tendrá grandes avances en términos de terapias genéticas, donde la nanotecnología será capaz de crear órganos con bioimpresoras 3-D. Viviremos más, se dice la medicina a partir de 2030 podrá darnos un año más por cada año que vivamos.
La energía solar será la principal fuente de energía y el planeta alcanzará una población de nueve mil millones de personas para el año 2050.
“Cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistingible de la magia”, decía Arthur C. Clarke. Hoy, la realidad virtual es capaz de crear infinidad de escenarios y ya tenemos una clara idea de lo que seremos capaces de ver; los autos serán voladores, eléctricos y autónomos. En algunos ciudades estará prohibido que manejen los humanos a quienes dejará de interesarles con el tiempo, el comprar uno propio. Alguna vez, el escritor dijo que “lo que hoy ha empezado como novela de ciencia ficción, mañana será terminado como reportaje”, debemos estar preparados para ello.
Interfaces cerebro-máquina, robots haciendo tareas industriales y domésticas, es el futuro inmediato, las tecnologías están en marcha, en términos legales debemos estar preparados: leyes en derechos robóticos, y si nuestro cerebro estará ya interconectado a las redes, también preveer en si los pensamientos estatán relacionados con las ideas a través de las redes, y por lo tanto estar sujetos a derechos.
El campo de la inteligencia artificial, es infinito.
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